Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio.
En ese espacio está nuestro poder de elegir nuestra respuesta.
En nuestra respuesta yace nuestro crecimiento y nuestra libertad
Viktor E. Frankl

 

Vivir en una sociedad con profundas problemáticas y grietas en el tejido social invita al sector educativo, como pilar de la transformación, a asumir un reto: ¿cómo favorecer dentro de la escuela escenarios que les permitan a los estudiantes interactuar y leer críticamente el contexto? Y aún más ¿De qué manera favorecer en los estudiantes la empatía y el reconocimiento de la otredad en una sociedad indiferente y ensimismada?

Durante este año, el Federico Sierra Arango le ha apostado a la promoción de espacios que le permita a los estudiantes reconocer la escuela como su lugar seguro, un lugar que les permite estar alejados de las violencias cotidianas y acogidos por procesos de convivencia escolar basados en el diálogo, la mediación, los acuerdos, la autorreflexión y el respeto por todo aquello que nos rodea. Por lo anterior, han logrado configurarse prácticas pedagógicas que, sustentadas en el PEI, favorecen el aprendizaje significativo y experimental con el fin de que las y los estudiantes puedan aprehender y cuestionar su realidad.

Es así como durante el pasado mes de agosto la institución educativa, encabezada por los grados 11, sus directores de grupo, Andrés Gómez y Angie Ariza, y el rector Fredy Cano, realiza una visita a la cárcel El Pedregal, siendo esta la primera vez a nivel departamental que, una Institución Educativa por gestión e iniciativa propia entrelaza el quehacer pedagógico con la labor social en un centro penitenciario, y la única después de la pandemia, lo cual es motivo de orgullo para el FESA y la comunidad educativa.


Fotografía de estudiantes 11º, rector, docentes, representantes FESA y personal centro penitenciario el Pedregal

 

Para esta visita se realizó un trabajo previo con los estudiantes en dos direcciones: Primero, un análisis del contexto y una sensibilización sobre las realidades y experiencias que podrían encontrarse en este lugar. En este sentido, se elaboró un árbol de problemas cuyo objetivo era caracterizar las problemáticas que se podían encontrar en el Centro Penitenciario y que, a su vez, tuvieran presencia y repercusión en la cotidianidad, así las y los estudiantes encontraron que situaciones como la desigualdad, la corrupción, la desintegración familiar, podían verse reflejadas tanto en la escuela como en la cárcel, confluyendo en la idea Foucaultiana de estos lugares como micro-sociedades. 

Sumado a esto, se realizó la lectura y análisis de textos escritos por personas privadas de la libertad y publicadas en el libro Libres en prisión; además, la elaboración de una carta que a través de la empatía estableciera puentes de diálogo, no con los motivos, sino con los seres humanos que allí nos encontraríamos. En este punto, la reflexión se centró en la capacidad de decidir y aprender de las faltas como puente para la Libertad.


Fotografía visita al centro penitenciario Pedregal

En segundo lugar, se realizó una vinculación con la comunidad mediante una jornada de solidaridad que buscaba recolectar productos viables para llevar al centro penitenciario, principalmente productos de aseo. La respuesta de la comunidad educativa fue tan positiva que logramos entregar 20 kits para niños, 438 para mujer y 90 para hombre. De esta manera, el PEC, cobró una fuerza fundamental, pues todos los actores internos y externos de la IE, trabajamos mancomunadamente por un fin común, un fin donde prevaleció la fraternidad y la empatía.

La visita, que siempre contó con el acompañamiento de funcionarios del INPEC y la personería municipal, representada por la Doctora Marysol Rocha Moreno, estuvo colmada de emotividad, sensibilidad, reflexión y cuestionamientos personales. Cada estudiante escuchó las historias y consejos, observó, agradeció y contrastó realidades. Las familias vieron llegar unos estudiantes que abrazaban como nunca, que agradecían como nunca. 

Este ejercicio tocó no solo las fibras emocionales de quienes asistieron al centro penitenciario, sino que además las personas privadas de la libertad que allí encontramos, se sintieron reconocidas al ser observadas, escuchadas, al recibir una carta con un mensaje de resiliencia y empatía.

En una sociedad con tantas violencias, la empatía es una revolución y en la Institución Federico Sierra Arango apostamos por la construcción de un tejido social con más hilos de empatía, sensibilidad y conciencia.

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